La dama de Monsoreau
de Alexandre Dumas (Escritor), M.ª Pilar Ruiz Ortega (Traductor)
- Escritor
- Alexandre Dumas
- Traductor
- M.ª Pilar Ruiz Ortega
- Colección
- Básica de Bolsillo Serie Clásicos de la literatura francesa
- Materia
- Ciencias humanas y sociales, Lengua y literatura, Moderna, Narrativa
- Idioma
-
- Castellano
- EAN
- 9788446027133
- ISBN
- 978-84-460-2713-3
- Fecha publicación
- 12-01-2015
- Páginas
- 896
- Ancho
- 12 cm
- Alto
- 18 cm
- Formato
- Rústica
Sobre Alexandre Dumas (Escritor)
Sobre M.ª Pilar Ruiz Ortega (Traductor)
Sobre M.ª Pilar Ruiz Ortega
Contenidos
Prólogo
Bibliografía
LA DAMA DE MONSOREAU
Capítulo I. La boda de Saint-Luc
Capítulo II. Cómo no siempre el que abre la puerta es el que entra en la casa
Capítulo III. Cómo a veces es difícil distinguir los sueños de la realidad
Capítulo IV. Cómo la señorita de Brissac, o dicho de otro modo la señora de Saint-Luc, había pasado su noche de boda
Capítulo V. Cómo la señorita de Brissac, o dicho de otro modo la señora de Saint-Luc, se las arregló para pasar la segunda noche de boda diferentemente a como había pasado la primera
Capítulo VI. Cómo era «le petit coucher» del rey Enrique III
Capítulo VII. Cómo, sin que nadie supiera la causa de esta conversión, el rey Enrique se convierte de la noche a la mañana
Capítulo VIII. Cómo el rey tuvo miedo de haber tenido miedo, y cómo Chicot tuvo miedo de tener miedo
Capítulo IX. Cómo la voz del Señor se equivocó y habló a Chicot creyendo que hablaba al rey
Capítulo X. Cómo Bussy va en pos de su sueño, cada vez más convencido de que era una realidad
Capítulo XI. Qué hombre era el señor montero mayor Bryan de Monsoreau
Capítulo XII. Cómo Bussy encontró a la vez el retrato y el original
Capítulo XIII. Quien era Diana de Méridor
Capítulo XIV. Quien era Diana de Méridor. El trato
Capítulo XV. Quien era Diana de Méridor. El consentimiento
Capítulo XVI. Quien era Diana de Méridor. El matrimonio
Capítulo XVII. Cómo viajaba el rey Enrique III y qué tiempo necesitaba para ir de París a Fontainebleau
Capítulo XVIII. En el que el lector tendrá el placer de conocer al hermano Gorenflot, de quien ya se ha hablado dos veces en el curso de esta historia
Capítulo XIX. Cómo Chicot se dio cuenta de que era más fácil entrar en la abadía Sainte-Geneviève, que salir
Capítulo XX. Cómo Chicot, viéndose obligado a permanecer en la iglesia de la abadía, vio y oyó cosas muy peligrosas de ver y oír
Capítulo XXI. Cómo Chicot, creyendo que había recibido una clase de historia, recibió una de genealogía
Capítulo XXII. Cómo el señor y la señora de Saint-Luc viajaban uno al lado del otro y cómo se les unió un compañero de viaje
Capítulo XXIII. La orfandad del anciano padre
Capítulo XXIV. Cómo Remy el Haudouin, en ausencia de Bussy, había hecho amistades en la casa de la calle Saint Antoine
Capítulo XXV. Padre e hija
Capítulo XXVI. Cómo el hermano Gorenflot se despertó, y el recibimiento que le hicieron en su convento
Capítulo XXVII. Cómo el hermano Gorenflot se quedó convencido de que era sonámbulo y deploró amargamente su anomalía
Capítulo XXVIII. Cómo el hermano Gorenflot cabalgó sobre un burro llamado Panurgo, y aprendió en el viaje muchas cosas que desconocía
Capítulo XXIX. Cómo el hermano Gorenflot trocó el asno por una mula y la mula por un caballo
Capítulo XXX. Cómo Chicot y su compañero de viaje se instalaron en la hostelería del Cygne de la Croix, y cómo fueron recibidos por el posadero.
Capítulo XXXI. Cómo el monje confesó al abogado, y cómo el abogado confesó al monje
Capítulo XXXII. Cómo Chicot, después de haber hecho un agujero con una barrena, hizo otro con la espada
Capítulo XXXIII. Cómo el duque de Anjou supo que Diana de Meridor no había muerto
Capítulo XXXIV. Cómo Chicot volvió a París y fue recibido por el rey Enrique III
Capítulo XXXV. Lo que había ocurrido entre monseñor el duque de Anjou y el montero mayor
Capítulo XXXVI. Cómo se celebró el consejo del rey
Capítulo XXXVII. Lo que venía a hacer al Louvre el señor de Guisa
Capítulo XXXVIII. Cástor y Pólux
Capítulo XXXIX. Cómo se vio probado que escuchar es la mejor manera de oír
Capítulo XL. La tarde de la Liga
Capítulo XLI. La calle de la Ferronnerie
Capítulo XLII. El príncipe y el amigo
Capítulo XLIII. Etimología de la calle de la Jussienne
Capítulo XLIV. Cómo a de Epernon le rasgaron el jubón y a Schomberg le tiñeron de azul
Capítulo XLV. Chicot es, cada vez más, rey de Francia
Capítulo XLVI. Cómo Chicot hizo una visita a Bussy, y las consecuencias que de ella se derivaron
Capítulo XLVII. El ajedrez de Chicot, el bilboquete de Quelus y la cerbatana de Schomberg
Capítulo XLVIII. Cómo el rey nombró a un jefe de la Liga, y cómo no fue ni Su Alteza el duque de Anjou, ni monseñor el duque de Guisa
Capítulo XLIX. Cómo el rey nombró un jefe que no era ni Su Alteza el duque de Anjou, ni monseñor el duque de Guisa
Capítulo L. Eteocles y Polinice
Capítulo LI. Cómo no siempre se pierde el tiempo registrando los armarios vacíos
Capítulo LII. Ventre-saint-gris!
Capítulo LIII. Las amigas
Capítulo LIV. Los amantes
Capítulo LV. Cómo a Bussy le ofrecieron trescientos doblones por su caballo y lo dió por nada.
Capítulo LVI. Diplomacia del señor duque de Anjou
Capítulo LVII. Diplomacia del señor de Saint-Luc
Capítulo LVIII. Diplomacia del señor de Bussy
Capítulo LIX. Una bandada de angevinos
Capítulo LX. Roland
Capítulo LXI. Lo que venía a anunciar el señor conde de Monsoreau
Capítulo LXII. Cómo Enrique III supo la huida de su bienamado hermano el duque de Anjou, y las consecuencias que de ello se derivaron
Capítulo LXIII. Cómo siendo de la misma opinión Chicot y la reina madre, el rey se volvió de la misma opinión de la reina madre y de Chicot
Capítulo LXIV. Donde queda probado que el agradecimiento era una de las virtudes del señor de Saint-Luc
Capítulo LXV. El proyecto del señor de Saint-Luc
Capítulo LXVI. Cómo el señor de Saint-Luc mostró al señor de Monsoreau la estocada que el rey le había mostrado a él
Capítulo LXVII. Donde se ve a la reina madre entrar poco triunfalmente en la buena ciudad de Angers
Capítulo LXVIII. Las pequeñas causas y los grandes efectos
Capítulo LXIX. Cómo el señor de Monsoreau abrió, cerró y volvió a abrir los ojos, lo que era una prueba de que no estaba muerto del todo
Capítulo LXX. Cómo el duque de Anjou fue a Meridor para expresar sus condolencias a la señora de Monsoreau por la muerte de su marido, y cómo se encontró con éste que salía a recibirle
Capítulo LXXI. Del disgusto que producen las literas demasiado anchas y las puertas demasiado estrechas
Capítulo LXXII. En qué disposiciones estaba el rey Enrique III cuando el señor de Saint-Luc reapareció en la corte
Capítulo LXXIII. En el que se trata de dos personajes importantes de esta historia que el lector había perdido de vista desde hacía algún tiempo
Capítulo LXXIV. Cómo los tres principales personajes de esta historia hicieron el viaje de Meridor a París
Capítulo LXXV. Cómo el embajador del señor duque de Anjou llegó a París, y el recibimiento que tuvo
Capítulo LXXVI. El cual no es otra cosa sino la continuación del precedente, acortado por el autor con motivo del fin de año
Capítulo LXXVII. Cómo Saint-Luc cumplió con el encargo que le había hecho Bussy
Capítulo LXXVIII. En qué aspectos el señor de Saint-Luc era más civilizado que el señor de Bussy, las lecciones que le dio y el uso que el amante de la hermosa Diana hizo de ellas
Capítulo LXXIX. Las precauciones del señor de Monsoreau
Capítulo LXXX. Una visita a la casa de las Tournelles
Capítulo LXXXI. Los emboscados
Capítulo LXXXII. Cómo monseñor el duque de Anjou firmó, y cómo, después de haber firmado, habló
Capítulo LXXXIII. Un paseo por las Tournelles
Capítulo LXXXIV. En el que Chicot se duerme
Capítulo LXXXV. En el que Chicot se despierta
Capítulo LXXXVI. El Corpus Christi
Capítulo LXXXVII. El cual añadirá algo más de claridad al capítulo precedente.
Capítulo LXXXVIII. La procesión
Capítulo LXXXIX. Chicot I
Capítulo XC. Los intereses y el capital
Capítulo XCI. Lo que ocurría por la parte de la Bastilla, mientras que Chicot se cobraba las deudas en la abadía de Sainte-Geneviève
Capítulo XCII. El asesinato
Capítulo XCIII. Cómo el hermano Gorenflot se encontró más que nunca entre la horca y la abadía
Capítulo XCIV. En el que Chicot adivina por qué de Epernon tenía sangre en los pies y no la tenía en las mejillas
Capítulo XCV. La mañana del combate
Capítulo XCVI. Los amigos de Bussy
Capítulo XCVII. El combate
Capítulo XCVIII. Conclusión
FIN